Un trabajo periodístico de Consejo de Redacción y Rutas del Conflicto sobre desaparición forzada, con el apoyo de DW Akademie, contribuye a una decisión histórica por parte de un organismo de justicia en Colombia.
Con casi dos décadas de trayectoria cubriendo agresiones a los derechos humanos, Óscar Parra cree en un periodismo cuyo objetivo no sea llegar a las masas, sino generar impacto y conseguir que se haga justicia. Esa misión se ha cumplido con la declaración del Río Cauca como víctima del conflicto armado en Colombia.
Durante meses, cerca de 15 periodistas recorrieron el río Cauca recopilando información y testimonios de víctimas de la desaparición forzada, como parte del trabajo colaborativo Ríos de Vida y Muerte, realizado por Consejo de Redacción en alianza con Rutas del Conflicto y con el apoyo de DW Akademie, así como de Hacemos Memoria y Vokaribe Radio. Los datos recabados confirmaron que cientos de personas fueron arrojadas al río por grupos armados en al menos 22 municipios y dieron origen a una base de datos que el equipo entregó a representantes de entidades nacionales como la Comisión de la Verdad, la Unidad Especial de Búsqueda de Personas Desaparecidas y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
El 11 de julio de 2023, la JEP acreditó al Río Cauca como víctima del conflicto armado, tras la petición por parte de consejos comunitarios afrocolombianos del norte del departamento del Cauca, que denunciaban el uso del río como fosa común de las víctimas del conflicto entre 2000 y 2004, así como de vertedero de químicos para la minería ilegal y la producción de sustancias ilícitas por parte de los grupos armados. Esta declaración, que supone un reconocimiento al daño causado y otorga a las comunidades locales mayores competencias para proteger la naturaleza que les rodea, menciona de forma explícita la influencia de los videos y testimonios del proyecto Ríos de Vida y Muerte en la decisión (se puede descargar la declaración más abajo).
Óscar Parra presenta el proyecto en 2019 junto a Temilda Vanegas, víctima del conflicto; Albeiro Cañas, comandante del Cuerpo de Bomberos; y Lia Valero, periodista de Rutas del Conflicto
Parra, director del medio Rutas del Conflicto, nos acerca al proceso de este trabajo de investigación que ha marcado un hito histórico en la justicia hacia las víctimas de la desaparición forzada en Colombia.
DW Akademie: El proyecto Ríos de Vida y Muerte ha logrado una repercusión poco habitual para un trabajo periodístico, ¿qué características lo hacen tan excepcional?
Óscar Parra: Hemos trabajado en una forma de periodismo experimental a partir de las voces de las víctimas de desaparición forzada y utilizando bases de datos para contar esas historias.
Todo empezó hace unos nueve años, cuando tomamos contacto con víctimas de la desaparición forzada y sentimos que había mucha gente buscando a sus familiares y fuertes indicios de que habían sido arrojados a ríos en Colombia. Después, con el tiempo, empezamos a darnos cuenta de la dimensión del crimen de la desaparición forzada: en Colombia se estima que hay entre 90.000 y 100.000 personas desaparecidas. Fue entonces cuando decidimos empezar a construir mapas con las voces de quienes buscaban a las víctimas en los ríos y a recoger material que fuera útil para las autoridades judiciales o administrativas del país.
Nos juntamos con profesionales forenses para buscar fosas comunes junto a los ríos. A veces los cuerpos bajaban por el río y la gente no tenía forma de llevarlos al cementerio del pueblo, así que los sacaban y los sepultaban en una fosa común allí mismo; o a veces el río empujaba los cuerpos hacia un costado y esos lugares se convertían en puntos constantes de avistamiento de cuerpos.
Recogimos información de cerca de 50 ríos del país e hicimos un trabajo más detallado de algunos de los ríos en los que más casos de desaparición se habían reportado. Uno de esos ríos es el río Cauca, el segundo más largo del país. La Jurisdicción Especial para la Paz, una instancia de justicia que nació del acuerdo de paz con las FARC [Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia] y que tiene un enfoque de justicia restaurativa, ha utilizado la información que nosotros publicamos para sustentar la decisión de declarar al río Cauca víctima del conflicto armado.
¿Cuáles son los mayores retos a la hora de cubrir la desaparición forzada en Colombia?
La seguridad de las fuentes y su salud mental. Muchas personas que buscan a sus familiares desaparecidos desde hace 20 o 30 años siguen recibiendo amenazas de muerte y, además, siguen apareciendo cadáveres en varios ríos. Por otro lado, hay muchos casos que están rodeados de una violencia terrible. Por ejemplo, en el río Magdalena, varias personas habían sido descuartizadas y una de las fuentes buscaba en una pila de restos algún rastro de un familiar. También hay personas que, aunque no tuvieran familiares víctimas, han dedicado su vida a rescatar fragmentos de cuerpos del río para darles una sepultura digna. Son situaciones de mucho dolor e intentamos no revictimizar a estas personas.
Además, es clave entender los efectos que escuchar tanto dolor provoca en los periodistas que realizan ese tipo de reportajes de investigación.
¿Qué lecciones se pueden extraer de este proyecto de colaboración?
La importancia de la alianza con Consejo de Redacción y DW Akademie. DW Akademie entendió la propuesta, la pertinencia y lo clave de la recogida de información. Además del apoyo financiero, nos ofrecieron un proceso de formación para mejorar la narración de la historia, la interacción con las fuentes y la distribución de las tareas, por ejemplo.
Es imprescindible contar con este tipo de esquemas para un reportaje así. Si vamos a hablar de 50 ríos, necesitamos periodistas que conozcan los entornos de los ríos, que trabajen en esas regiones. Sin este tipo de periodismo colaborativo hubiera sido imposible. Además, incluimos a profesionales de otras áreas que no necesariamente tenían que ver con el periodismo, como especialistas forenses, desarrolladores y diseñadores para construir los mapas.
Para realizar estos ejercicios de periodismo multidisciplinario y colaborativo, necesitamos más espacios en los que confluyan organizaciones de la sociedad civil y profesionales del periodismo y la academia, entre otros. Lastimosamente, aún seguimos viviendo como individuos aislados, pero este tipo de proyectos son una muestra de lo valioso que es el trabajo en equipo.
¿Qué cambios espera para mejorar la cobertura investigativa sobre temas de derechos humanos?
En un futuro esperamos seguir teniendo puntos de encuentro con otras organizaciones para seguir contando estas historias y aportando a las víctimas del país. Todavía hay muchas familias que buscan a sus desaparecidos, que no tienen la certeza de un cuerpo para llorar y cerrar el luto. La agonía de esa falta de información es tremendamente dolorosa.
En Colombia es muy complicado enganchar a la audiencia con temas relacionados con el conflicto armado o los derechos humanos. Por eso, un periodismo que aporte información clave para las entidades encargadas de investigar y para las víctimas, que ayude a las personas que buscan a sus familiares, se presenta como una gran alternativa en la construcción de la información periodística. Como periodista, que se utilice nuestra información en decisiones como esta es mejor que cualquier premio. Nada reconoce tanto el trabajo periodístico como que se utilice para hacer justicia.
Este proyecto se realizó entre 2015 y 2019 por parte de Consejo de Redacción en alianza con Rutas del Conflicto, en colaboración con DW Akademie y sus aliados en Colombia Hacemos Memoria y Vokaribe Radio, así como la Pontificia Universidad Javeriana. El proyecto está promovido por el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo.