Este martes tuvo lugar el foro virtual “Future Affairs Compact 2021” sobre “Oportunidades y riesgos de las redes sociales para la democracia”, organizado por el Ministerio de Relaciones Exteriores alemán.
Las redes sociales: ¿fortalecen o socavan la democracia? ¿Cómo combatir las noticias falsas? ¿Quién debe ocuparse de controlar el contenido?
Estas fueron algunas de las cuestiones abordadas en el marco del foro virtual "Future Affairs Compact 2021" sobre "Oportunidades y riesgos de las redes sociales para la democracia”, un encuentro surgido en el marco de laIniciativa para América Latina y el Caribe,impulsada por el gobierno alemán en 2019.
"Lo que es ilegal en el mundo real, es ilegal en el mundo digital. El mundo digital no es un mundo sin ley, ni puede ser un mundo neutral”, propuso como punto de partida Javier Zarzalejos, miembro del Parlamento Europeo y vicepresidente de la Comisión Especial sobre injerencias extranjeras en los procesos democráticos de la Unión Europea, incluyendo la desinformación.
"A partir de ahí, tenemos que desarrollar las regulaciones, que no son solo sanciones sino una serie de buenas prácticas a diferentes niveles”, completó el parlamentario.
Ahora bien: ¿quiénes están detrás de la desinformación? "Hay gente que reacciona con mensajes de odio”, indicó, a su turno, el Secretario de Estado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania, Miguel Berger. "Pero hay otros, que tienen una estrategia política de debilitar instituciones y procesos democráticos”, siguió.
"Y contra eso hay que reaccionar: contra un ataque híbrido hacia nuestras instituciones”, dimensionó el fenómeno Berger, en impecable español.
Y en la misión, según expertos y autoridades, al Estado le cabe un rol ineludible: "El Estado tiene una responsabilidad clave en que los ciudadanos no queden en manos de informaciones falsas”, sostuvo al respecto el Secretario de Relaciones Exteriores argentino, Pablo Tettamanti.
Pero la línea de acción es delicada: "Siempre existe una tensión entre regulación y libertad de expresión”, reconoció el argentino.
Asimismo, y respecto a la necesidad de regulación: "Las plataformas han actuado de manera opaca y arbitraria al momento de combatir la desinformación en sus redes sociales”, criticó por su parte Eduardo Ferreyra, responsable de proyecto de la Asociación por los Derechos Civiles de Argentina.
"Estas no deberían ser impedidas de diseñar y aplicar sus políticas de moderación de contenido. Pero sí deberían hacerlo de manera transparente, mediante reglas que todos podamos conocer y dando la posibilidad a las personas de cuestionar sus decisiones”, agregó el experto desde la capital argentina.
"La respuesta de las plataformas frente a la desinformación es desigual en el mundo”, afirmó a su vez Laura Zommer, directora ejecutiva y periodística de Chequeado, la primera iniciativa de fact checking -verificación de datos- de América Latina.
"Aunque aleguen públicamente que tienen políticas globales, los esfuerzos se concentran en idioma inglés, y perjudican a regiones como América Latina”, completó.
Pero no es todo: "Se debe prestar atención a otros actores que también intervienen en las campañas de desinformación, como los data brokers -proveedores de datos-, los partidos políticos y los funcionarios públicos”, amplió el espectro Ferreyra.
"Una buena regulación debe asegurar que los partidos políticos no se involucren en este tipo de maniobras, a través de leyes que aseguren transparencia en las campañas electorales”, precisó.
Asimismo, el Foro mostró un consenso respecto a la importancia de la educación como forma de combatir la desinformación. "Es importante que los usuarios cuenten con la capacidad para evaluar críticamente la información que circula en Internet”, indicó Ferreyra. "Sin embargo, no hay que poner la carga del problema en los ciudadanos”, subrayó.
"Tenemos una política muy activa para identificar grupos que pueden ser especialmente vulnerables a la desinformación y tratar de alcanzarlos de la manera más eficaz posible”, contó a su turno Zommer sobre las buenas prácticas de Chequeado. "En esa línea, estamos trabajando con influencers, para llegar a los más jóvenes”, precisó.
"La desinformación probablemente llegó para quedarse: una solución que elimine por completo la diseminación de contenido falso o engañoso, implicaría restricciones a la libertad de expresión que podrían ser peor que el problema”, sostuvo la directora de Chequeado.
"Pero tenemos evidencia de que lo que hacemos -chequeo de datos-, puede reducir las creencias erróneas, ayudar a que la desinformación circule menos, y colaborar en generar una ciudadanía más crítica”, sembró esperanza Zommer.