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El golpe militar chileno y el origen de una revista alemana

Victoria Dannemann
5 de septiembre de 2023

Hace 50 años, un grupo de alemanes fundó la que más tarde sería Lateinamerika Nachrichten. Junto con informar, fueron parte del movimiento de solidaridad y protesta contra la dictadura en Chile.

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Portadas de Chile-Nachrichten y Lateinamerika Nachrichten a lo largo de los años.
Portadas de Chile Nachrichten y Lateinamerika Nachrichten a lo largo de los años.Imagen: Lateinamerika Nachrichten

Todo partió con un boletín escrito a máquina en la casa de Urs y Clarita Müller-Plantenberg, en Berlín occidental. Era junio de 1973 y la pareja de sociólogos alemanes había regresado hacía dos meses de Chile. Allí habían realizado proyectos de investigación en temas de desarrollo social en dos estadías, desde fines de la década de 1960.

Confiaban en los cambios que impulsaba el gobierno del presidente chileno, el socialista Salvador Allende, pero estaban preocupados. Una vez en Alemania se reunieron con otros que compartían estas inquietudes. "Nos sentamos a pensar cómo apoyar, informar y también prevenir una catástrofe que quizás podía pasar, pensábamos una guerra civil”, relata a DW Clarita Müller-Plantenberg.

Unas siete personas, entre ellas también una profesora, una actriz y un estudiante, discutieron los temas, redactaron los textos y copiaron a máquina 50 ejemplares que mandaron por correo. La revista se llamó Chile-Nachrichten (Noticias de Chile).

"Mucha gente que había estado en Chile se dio cuenta de que el proyecto de Allendeera algo que había que apoyar desde el extranjero, así que decidieron fundar esta revista para informar sobre esto en alemán y también sobre los peligros y amenazas que enfrentaba”, relata a DW Susanne Brust, miembro del colectivo de la revista y gerente de la Asociación Lateinamerika Nachrichten.

"El ánimo era muy bueno, a pesar de los problemas. Nos sentíamos capaces de construir algo que podía tener fuerza”, agrega Müller-Plantenberg. Sin embargo, al releer hoy esas primeras ediciones de la revista, advierte que todos los hechos que informaban daban cuenta de un momento crítico. El golpe de Estado era inminente.

Información, activismo y solidaridad

"Fueron meses de mucha esperanza, porque había un proyecto con el cual solidarizar. Pero esa esperanza acabó con el golpe”, señala Brust sobre los inicios de la publicación. Cuando los militares tomaron el poder, el interés por la situación en Chile aumentó y con ello el tiraje, que se disparó a más de seis mil ejemplares. Consiguieron una imprenta, un lugar más amplio para la redacción y en ocasiones pasaban noches enteras trabajando.

Clarita Müller-Plantenberg.
Clarita Müller-Plantenberg es cofundadora de LN. Imagen: Victoria Dannemann/DW

También se extendieron las acciones y el número de colaboradores, destaca Müller-Plantenberg: "Ahí combinamos tres cosas: el boletín, un comité de crisis para apoyar a los refugiados chilenos y también teníamos una cuenta para reunir fondos y enviar a Chile”. Entre otras acciones, conseguían becas para estudiantes y profesores que tuvieron que salir del país, y alojamiento a bajo precio para los exiliados.

Apoyándose en relatos de testigos, noticias de medios chilenos y extranjeros y una radio con la que sintonizaban emisoras chilenas en la noche, fueron publicando noticias, denuncias y análisis que no siempre aparecían en la prensa tradicional.

"Informamos sobre los crímenes, los centros de detención, las torturas, las ejecuciones, los desaparecidos y también de la actividad de la DINA (policía secreta de Augusto Pinochet) en el extranjero. Eso llamó mucho la atención. Después del golpe ya no pusimos nuestros nombres, hacíamos todo en forma anónima”, recuerda la cofundadora de la revista.

"La idea también era orientarse en el proyecto de Allende para aprender cosas para el contexto alemán. Fue un proyecto muy político”, dice Brust. Sin embargo, entre los colaboradores había personas de distintas tendencias. "Había mucha gente de izquierda, con o sin partido, pero también socialdemócratas y democratacristianos. Y también mucha gente que no era de ningún partido, que llegaba a apoyar espontáneamente”, comenta Müller-Plantenberg. También recibieron ayuda de diversas organizaciones, universidades y la comunidad de estudiantes evangélicos.

"¡Chile sí, junta no!”

Las acciones se multiplicaron, desde el boletín a la solidaridad y el activismo, al que se sumaban chilenos refugiados y alemanes. El numero 17 registra un hito en portada: el mundial de fútbol de Alemania 1974 fue la oportunidad para dar un mensaje al mundo entero. Chile jugaba con Australia en el estadio olímpico de Berlín, en un grupo lleno de simbolismo, que integraban también las dos Alemanias.

Protesta con lienzos en el estadio olímpico de Berlín durante el partido Chile-Australia, en 1974.
Una portada histórica: protesta en el estadio olímpico de Berlín durante el partido Chile-Australia, en la copa del mundo 1974.Imagen: Lateinamerika Nachrichten e.V.

"Mi marido y muchos otros se fueron al estadio teniendo lienzos bajo su camisa. Y cuando estaba la prensa internacional se podía ver "¡Chile sí, junta no!” Yo estaba en casa y aparecieron en la televisión”, recuerda Müller-Plantenberg. En pleno juego, ingresó a la cancha un grupo con una bandera chilena y coreando consignas contra la dictadura.

La situación de Chile también puso el foco en América Latina, una región marcada por dictaduras, conflictos sociales y desigualdades. Respondiendo al creciente interés, en 1977 la revista pasó a llamarse Lateinamerika Nachrichten (LN, Noticias de Latinoamérica). Hoy también circula online y con contenido en alemán y español.

En sus 50 años ha apuntado a temas sociales y políticos, y ha abordado desde crisis, golpes de Estado y la caída del muro de Berlín, hasta las conferencias del episcopado en Puebla y Medellín, los movimientos sociales y de mujeres, y el surgimiento de la ultraderecha.

En la misma línea, surgió en 1974 el Centro de Investigación y Documentación Chile- América Latina (FDCL), como organización hermana de la revista. "Uno no puede entender el mundo sin una visión global. Queremos promover un debate mucho más consciente sobre el rol de los ciudadanos en su país y en su relación con otros”, sostiene Müller-Plantenberg.

Un documental que estrenará LN en septiembre aborda esta historia de medio siglo, que une Alemania con América Latina, y muestra cómo ha sobrevivido este colectivo a pesar de los cambios sociales, políticos y técnicos, pero con el mismo espíritu que en sus orígenes en 1973.