Zimbabue: haciendo realidad el sueño del vestido blanco de novia

Desde una pequeña van oxidada frente a la oficina de registro en Harare, la capital de Zimbabue, Daphne Siwardi dirige una tienda de alquiler de moda nupcial. Ya sea un romance espontáneo o una novia con un presupuesto limitado, sus clientes encuentran aquí el traje adecuado para el gran día.

La van de Siwardi se encuentra frente al juzgado. En el interior, la mujer de 37 años, elegantemente vestida, ofrece ramos y otras decoraciones, así como peluquería y maquillaje a las clientes. Esta ocupada empresaria viste a unas seis mujeres al día.

Después de la ceremonia, el dobladillo del vestido de novia debe lavarse a mano para quitar el polvo. Zimbabue es uno de los países más pobres del mundo y sufre gravemente por la inflación, que en 2021 fue de 98,5 por ciento. ¿Comprar un vestido nuevo y caro para una boda que dura solo unas pocas horas? Casi ninguna pareja local puede permitírselo.

Un tercio de las mujeres de entre 20 y 49 años en Zimbabwe se casan antes de los 18. La Unicef también advierte sobre los matrimonios infantiles en el país: 5 por ciento de las niñas locales se casan antes de los 15 años.

"Aquí vienen jóvenes y mayores", dice Siwardi mientras las interesadas buscan el vestido adecuado. Una ya encontró su atuendo. Es decente y barato, explica la novia de 45 años. "Y si negocio, me lo darán por 50 dólares", agrega, mientras le lanza una sonrisa de complicidad a Siwardi.

Siwardi ha visto bastantes bodas. La novia suele acudir a ella antes para prepararse. Más tarde, amigos y familiares se reúnen en la plaza frente al registro civil y el novio espera a que su futura esposa salga de la van.

Siwardi es viuda y fue profesora antes de abrir la tienda de alquiler de ropa nupcial en Harare. Emplea a dos asistentes y en conjunto las tres mujeres atienden a las clientes y se encargan de los vestidos. Los atuendos blancos, ricamente bordados, se fabrican en su mayoría en China.

Pero no todo es negocio. Cada novia y cada novio tienen su propia historia única, dice Siwardi. Para algunas mujeres, ella se convierte en su confidente en las horas previas a la boda. La mayoría de ellas están felices pero, cuenta con una risita, "algunas llaman después de un mes y dicen: 'Quiero divorciarme'".