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¿Quo vadis Serbia?

13 de marzo de 2003

Tras el asesinato del primer ministro Zoran Djindjic, los editoriales de la prensa europea analizan la situación en Serbia

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El Parlamento Federal en Belgrado.Imagen: AP

El diario húngaro Magyar Nemzet opina: "Lamentablemente se equivocó el primer ministro serbio. Valoró la situación de su país en forma demasiado optimista y no tomó las advertencias en serio. En realidad, Serbia sigue estancada en el pantano de su pasado reciente."

Sociedad enferma

El diario español El País se muestra pesimista: "La Serbia de Milosevic, instigadora de cuatro guerras perdidas en diez años, sobrevive todavía en forma de un Estado semimafioso que vende cara su desaparición, en el surco que dejaron los conflictos nacionalistas, las sanciones económicas y el aislamiento internacional que sufrió el país hasta el año 2000. Llevará años desanudar los lazos entre el delito organizado y el poder. (...) El asesinato de ayer demuestra que la transición serbia dista de estar concluida aunque se modernice su sistema bancario, se haya estabilizado el dinar y Milosevic y otros jerarcas vayan a recibir su merecido en el tribunal que juzga las atrocidades cometidas en la antigua Yugoslavia. Serbia sigue siendo una sociedad amedrentada y enferma."

El John F. Kennedy de Serbia

El diario checo Mlada Fronta Dnes escribe: "Djindjic fue para algunos el ‘John F. Kennedy serbio’. Y ahora, 40 años después del asesinato de Kennedy, ese título adquiere un significado muy macabro. Hace apenas un año, Djindjic comparó la democracia serbia con una bicicleta que nunca debe parar ya que si no el conductor pierde el equilibrio y se cae. Su temor de caer en el antiguo circulo vicioso entre anarquía y dictadura fue fundado. Djindjic supo de sobra que los serbios son unos maestros en acabar con reformas."

Fusilando un sueno político

El diario alemán Rhein-Zeitung recuerda el vínculo de Djindjic con Europa: "Djindjic fue un filósofo, no un populista. Un intelectual astuto que no fue comprendido por su propio pueblo. Obligó Serbia a emprender el camino hacia Europa, de vez en cuando también con métodos poco democráticos. Su ruptura con Milosevic fue radical. Djindjic intentó de introducir el sistema occidental a la fuerza. Por eso le odiaron los miembros del viejo orden. Ahora gozan su triunfo. Djindjic nunca pudo estar seguro de si Serbia iba a caer de nuevo en la vieja letargia autodestructora de los tiempos autoritarios. Por eso intentó acercar Serbia a la Unión Europea. Los tiros apuntaron contra él y su último sueño político a la vez."