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Acuerdo de libre comercio Japón-UE: cuestión de confianza

Andreas Becker
17 de julio de 2018

Japón y la Unión Europea están en la lista de países afectados por las medidas de Donald Trump. Que ambos firmen ahora un acuerdo de libre comercio tiene también un valor simbólico, opina Andreas Becker.

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Imagen: Imago/C. Ohde

La Unión Europea y Japón están decepcionados con Donald Trump. La UE, porque desde que el presidente estadounidense asumió el gobierno, el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP) está clínicamente muerto y sin posibilidades de ser revivido. Y Japón, porque Trump anunció, no bien se mudó a la Casa Blanca, que se retiraba del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) con los países de Asia-Pacífico.

Es por eso que ahora el acuerdo entre la UE y Japón (JEFTA) está impregnado de simbolismo. En una época en la que Trump aplica aranceles a sus socios comerciales, llama ”enemigos” a sus aliados y aísla cada a vez más a EE. UU. del resto del mundo, el Acuerdo de Libre Comercio UE-Japón, apuesta por el acercamiento, la cooperación y la reducción de barreras comerciales. Es un claro mensaje a Trump de que las cosas se pueden hacer de otro modo.

Sin demasiadas críticas

La UE y Japón reúnen a casi el 10 por ciento de la población, al 30 por ciento del rendimiento económico y al 40 por ciento del comercio globales. Dentro de la "mayor zona económica del mundo”, según el primer ministro nipón, Shinzo Abe, en el futuro apenas habrá aranceles comerciales: estos serán reemplazados por estándares y normas unificadas internacionalmente.

Andreas Becker, de DW.
Andreas Becker, de DW.

Además, la UE y Japón abrirán mutuamente nuevos mercados de servicios, telecomunicaciones y tránsito. Ambas partes esperan que, gracias a eso, se genere más intercambio comercial y más puestos de trabajo. Pero todo eso no será posible de la noche a la mañana. El acuerdo entrará en vigor a más tardar en el último trimestre de 2019. Luego regirán plazos de transición de hasta 10 años. El beneficio económico del acuerdo se estima, hasta el momento, a grandes rasgos. Según diversos estudios, las exportaciones de la UE a Japón podrían aumentar entre un 15 y un 30 por ciento, y el rendimiento económico de la UE ascendería entre un 0,1 y un 0,8 por ciento.

Por supuesto que también hay quien critica la cooperación entre el bloque comunitario y Japón. Organizaciones de protección del consumidor y ecológicas temen, por ejemplo, que, dado que se fijarán estándares de protección, estos no podrán ser modificados ni mejorados. Sin embargo, en comparación con las críticas al TTIP, esas voces no se han hecho escuchar demasiado.

Señal de confianza entre socios

Esa falta de voces críticas acerca del JEFTA tiene que ver también con que, en este acuerdo, la protección a las inversiones, y también la jurisdicción en caso de litigio entre empresas y gobiernos, no se incluye, y se trata separadamente. Si hubiese alguna demora por esas razones, JEFTA puede entrar en vigor de todos modos.

¿Quién sabe? Tal vez hoy habría ya un acuerdo de libre comercio entre EE. UU. y la UE si se hubiese manejado de una manera más pragmática las negociaciones. Pero esto tampoco sería una garantía de que las relaciones comerciales entre ambos fueran más armónicas. Trump no se atiene a los acuerdos existentes y no toma en serio a la Organización Mundial del Comercio (OMC). El presidente estadounidense planea renegociar el acuerdo de libre comercio NAFTA y ni siquiera ese tratado le impidió aplicar aranceles contra México y Canadá.

El simbolismo de este acuerdo entre Japón y la UE tiene, permite, además, otra lectura: JEFTA es una señal de la confianza que puede haber entre socios internacionales.

Autor: Andreas Becker (CP/ERS)