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La UE no debe dejarse intimidar por el Reino Unido

Arthur Sullivan
14 de octubre de 2021

Esta podría ser la semana más importante para las relaciones entre la UE y el Reino Unido desde el “brexit”. El bloque no puede permitirse más errores, aunque eso signifique una guerra comercial, opina Arthur Sullivan.

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El "brexit" fue rechazado por los norirlandeses, pero les ha creado grandes problemas en el proceso.
El "brexit" fue rechazado por los norirlandeses, pero les ha creado grandes problemas en el proceso.Imagen: picture-alliance/empics/B. Lawless

La UE ha hecho una enorme concesión al Reino Unido al ofrecer cambios drásticos en el protocolo de Irlanda del Norte. Sin embargo, hay muchos indicios de que esto no será suficiente para satisfacer al primer ministro británico Boris Johnson.

Un día antes de que el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, anunciara las nuevas propuestas, el ministro británico para el “brexit”, David Frost, dijo que todo lo que no sea una reformulación completa del protocolo podría llevar al Reino Unido a activar el artículo 16, un mecanismo de salida.

Esto, a su vez, podría llevar a la ruptura del acuerdo posterior al “brexit”, entre el Reino Unido y la UE. Algo que desencadenaría, obviamente, una guerra comercial. 

La UE no debe dejarse intimidar ante esa perspectiva. Johnson ha llevado su suerte a límites extremos. Si su Gobierno pro “brexit” sigue jugando, la UE tiene que alzar la voz y decir basta.

Falta de credibilidad

El Gobierno de Johnson no tiene credibilidad cuando se trata de Irlanda del Norte. En el período previo a la votación del “brexit” en 2016, la campaña “Vote Leave” apenas mencionó el tema de Irlanda. 

Arthur Sullivan, periodista de DW.
Arthur Sullivan, periodista de DW.

Cuando el asunto dominó las negociaciones posteriores al “brexit”, los políticos del Reino Unido se mostraron confundidos y estupefactos. El propio Johnson hizo gala de una asombrosa ignorancia cuando comparó su frontera con Irlanda con las fronteras de diferentes distritos de la ciudad de Londres.

Cuando Theresa May era primera ministra y Johnson se postulaba para ocupar su puesto, este manipuló a ingenuos del Partido Democrático Unionista de Irlanda del Norte (DUP) ofreciéndoles ser su salvador.

Sin embargo, cuando llegó a un acuerdo con el Gobierno irlandés en 2019 sobre lo que sería el protocolo, firmó un acuerdo que colocaba una frontera regulatoria en el Mar de Irlanda. Eso era mucho más objetable para los unionistas que lo que había propuesto May y que Johnson había rechazado tajantemente. 

El protocolo como maniobra de distracción

Pero es dudoso que Johnson haya tenido la intención de mantener el acuerdo. Las consecuencias del “brexit” están empezando a afectar a Gran Bretaña. La grave escasez de mano de obra y una grave crisis de combustible están causando estragos. Ante esto, hacer que dicho protocolo genere una "lucha” continua con la UE es una útil táctica de distracción. Presentar a la UE como un ente burocrático incapaz de llegar a un acuerdo funciona bien con los votantes.

No importa lo mal que se vea el panorama posterior al “brexit”, el problema siempre es la UE, nunca el “brexit” en sí.

Boris Johnson, primer ministro británico.
Boris Johnson, primer ministro británico. Imagen: Toby Melville/REUTERS

Para el Gobierno de Johnson, la disputa actual no tiene casi nada que ver con Irlanda del Norte. Los funcionarios han demostrado repetidamente que no entienden ni se preocupan por Irlanda del Norte y por los problemas que allí ha generado el “brexit”.

También cometen repetidamente el error de tratar al unionismo de línea dura como la única visión política en Irlanda del Norte, ignorando a la gran mayoría que no apoya al Partido Democrático Unionista y mostrando un abierto desprecio por la población nacionalista irlandesa de la región.

Es hora de que la verdad duela

La UE también ha cometido errores, el peor de los cuales fue la terrible decisión de activar el artículo 16 durante la disputa sobre las vacunas a principios de 2021, una decisión que fue revocada inmediatamente tras la horrorizada reacción del Gobierno irlandés.

Luego está el propio protocolo. La voluntad de la UE de cambiarlo tanto es una aceptación de que es defectuoso, aunque hay que insistir en que el Gobierno del Reino Unido no ha hecho casi ningún esfuerzo para que funcione.

Aun así, Sefcovic, vicepresidente de la Comisión Europea, ha hecho algo que Johnson y compañía no han logrado: comprometerse con la gente de Irlanda del Norte. Los cambios propuestos para facilitar el flujo de bienes mediante la reducción de costos y la burocracia se basan en amplias consultas y han sido bien recibidos por los líderes empresariales del lugar.

Sin embargo, Frost y Johnson continúan impulsando cuestiones irrelevantes. La UE no puede permitirse más concesiones. Si lo hace, el lugar de Irlanda en el mercado único estaría amenazado. Eso sería fatal para la reputación del bloque como protector de los intereses de sus miembros. La UE no puede ceder ante un Gobierno del Reino Unido que ha demostrado ser errático, poco confiable y tramposo. 

(ct/ms)