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Ernesto Cardenal: "El amor fue el hilo conductor de su obra"

Eva Usi
5 de marzo de 2020

El poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal fue un místico y revolucionario que sólo reconocía la autoridad de Dios. Su traductor y amigo, Lutz Kliche, habló con DW sobre la vida y obra del abogado de los pobres.

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Imagen del poeta y sacerdote Ernesto Cardenal durante la misa de cuerpo presente, en la Catedral de Managua.
Imagen del poeta y sacerdote Ernesto Cardenal durante la misa de cuerpo presente, en la Catedral de Managua. Imagen: AFP/I. Ocon

Lutz Kliche ha sido traductor, editor, compañero y amigo de Ernesto Cardenal a lo largo de cuarenta años. Llegó a Managua la semana pasada para realizar una prevista visita, lo que se convirtió en un viaje al lecho de muerte del mayor poeta contemporáneo de Nicaragua.

DW:¿Cómo llegó la obra de Ernesto Cardenal a Alemania?

Lutz Kliche: Fue a través de mi amigo y colega de muchos años en la editorial Hammer, el escritor Hermann Schulz que encontró en 1968 uno de sus famosos salmos. Lo encontró en la revista suiza "Die Tat", y comenzó a buscarlo. En ése momento, el poeta vivía en su comunidad en Solentiname y resultaba muy difícil contactarlo. Hermann fue a verlo y surgió una amistad muy cercana. Es mérito suyo el haber cuidado la maravillosa obra del poeta. Yo entré a la editorial un par de años después y me tocó cuidar la edición de su obra al alemán .

Lutz Kliche vivió casi 20 años en Centroamérica y México, es traductor, editor (Lektor) y agente literario en Alemania. Entre los autores que ha traducido figuran Ernesto Cardenal, Gioconda Belli, Eduardo Galeano y Sergio Ramírez.
Lutz Kliche vivió casi 20 años en Centroamérica y México, es traductor, editor (Lektor) y agente literario en Alemania. Entre los autores que ha traducido figuran Ernesto Cardenal, Gioconda Belli, Eduardo Galeano y Sergio Ramírez.Imagen: Unionsverlag

Años después usted viajó a Nicaragua para trabajar con él ¿Cómo fue esa experiencia?

Viajé a Nicaragua para trabajar con él en los años 80, ya tenía esa compenetración con su obra como traductor. Trabajé con él en el ministerio de Cultura, una entidad muy pequeña, nada burocrática, una colmena de creadores, pintores, poetas, escritores, bailarines, gente de teatro. Todos los días encontraba uno maravillas, era como una fiesta de creación. Platicábamos mucho sobre lo que pasaba en Nicaragua, sobre su concepto de cultura, de literatura, organicé dos festivales de libros, un programa que trabajamos con Peter Weidhaas, que fue director de la Feria del Libro de Fránkfurt. Fue una experiencia maravillosa.

En aquel entonces, Cardenal había sido nombrado ministro de Cultura del gobierno surgido de la Revolución Nicaragüense y usted fue su asesor, ¿cuántos años trabajó con él?

Fui uno de sus asesores en la dirección de publicaciones, creamos la editorial "La Ocarina". Estuve en Centroamérica desde principios de los 80 hasta fines de los 90, casi 20 años. Pero el Ministerio cerró en 1988, todavía durante la revolución, porque supuestamente no había dinero. Para todos nosotros fue un trago amargo porque pensábamos que la cultura era parte integral e indispensable de lo que Ernesto llamaba "la revolución más bella del mundo".

En 1980, Ernesto Cardenal recibió el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes, ¿cómo era visto entonces en Alemania?

Ya era bastante famoso, a raiz del trabajo de Hermann Schulz había viajado varias veces a Alemania y conocía a figuras como la teóloga protestante y poeta Dorothee Sölle, y al escritor Heinrich Böll. Hermann ya había hecho una gran labor en ese sentido.

Ernesto Cardenal en 1980, tras recibir el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes.
Ernesto Cardenal en 1980, tras recibir el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes. Imagen: picture-alliance/Heinz Wieseler

La imagen de Ernesto Cardenal arrodillado al recibir a Juan Pablo II al llegar a Nicaragua en 1983 dio la vuelta al mundo, pero el Papa lo amonestó públicamente. ¿Habló con usted sobre esto?

Sí, varias veces. Él decía que había sido un gesto espontáneo, porque en ese momento se dijo que había sido una táctica suya para apaciguar la ira de Juan Pablo. Ernesto había estado en el Monasterio Trappense en los años 50 en Estados Unidos y se sentía unido a la Iglesia, pero también tenía una actitud de rebeldía. En algún momento dijo que no creía en el Vaticano, sino en Cristo, y que si el Vaticano se alejaba de Cristo, él se quedaba con Cristo. Él sentía más lealtad con Dios. Cardenal escribió un poemario llamado "Telescopio en la noche oscura", que habla de un amor erótico, casi sexual con Dios. Decía que cuando tuvo lugar su conversión en Managua en los años 50, tuvo una experiencia impactante, casi como de una penetración. Tuvo una relación íntima con Dios y eso fue muy importante  para él. 

Juan Pablo II suspendió a Cardenal y a otros sacerdotes del ejercicio del sacerdocio por pertenecer a la Teología de la Liberación. ¿Fue un golpe para él?

Fue un golpe, pero ya se sabía que de Juan Pablo II, no se podía esperar que entendiera ese proceso. Fue adverso a lo que pasaba en Nicaragua en ese momento. El Papa llegó a regañar a los feligreses. Tres días antes la "contra" había matado a un grupo de jóvenes y las madres clamaban justicia, el pueblo pedía paz en la plaza mientras que Juan Pablo exigía silencio. Él no entendió, o no quiso entender. Pero cuando a Ernesto le preguntaban sobre su papel en la Teología de la Liberación, el solía responder que él no era teólogo. Pese a que sabía mucho de teología, no entendía a Dios a través de una relación intelectual, de academia, a él le interesaba Dios en la vida de todos nosotros, en la relación con la gente. 

El poeta nicaragüense durante una visita en Berlín en 2010
El poeta nicaragüense durante una visita en Berlín en 2010Imagen: DW

Después de ordenarse sacerdote en Managua en 1965 fundó la comunidad cristiana de Solentiname, en donde surgió "El evangelio en Solentiname", en su momento uno de sus libros más célebres en Alemania...

Cardenal grabó las conversaciones que tuvo ahí con los campesinos sobre el evangelio. Después de misa, la gente interpretaba el evangelio y su relación con su realidad social. Esas grabaciones las editó como libro. En esos años la teología tenía importancia en el movimiento por la paz, en el movimiento por el llamado Tercer Mundo.

Después su poesía se volvió cósmica...

Siempre había tenido una visión más alejada de lo cotidiano, pero en el "Cántico Cósmico" (Kosmische Gesänge) publicado en Alemania en 2006, vincula la astrofísica y la poesía.  El amor fue el tema central en su obra como lo muestra una de sus primeras publicaciones estando en el monasterio trapense: "Vida en el amor".  Desde entonces el amor fue el hilo conductor de su obra. En "Canto Cósmico" dice que el amor mueve el sol y las estrellas. Ese principio del universo que es el amor, resume su obra. Dios es amor y es el principio que mueve el universo.

 ¿Cómo reaccionó el poeta cuando el Papa Francisco lo rehabibilitó como sacerdote en 2019?

Fue muy importante para él. Se sintió reivindicado y a partir de entonces ofició misa en su casa una vez al mes. Yo no estuve en ninguna de esas misas pero acabo de escuchar algunos documentos grabados y también ahí hay interpretaciones del evangelio extraordinarias. Pienso que hay que publicar eso porque es un legado muy lindo de su pensamiento. Lo que él hacía en Solentiname lo retomó prácticamente el último año de su vida con la interpretación del evangelio y los pasajes que se leían. Son homilías con unos textos maravillosos.