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Encuentro de gigantes: Munch y Van Gogh en Amsterdam

Sabine Oelze (VT/ CP)28 de septiembre de 2015

Por primera vez, el Museo Van Gogh presenta en una exposición a dos de los mayores vanguardistas de la pintura: Vincent van Gogh y Edvard Munch. Sus vidas y obras están llenas de sorprendentes paralelismos.

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El Museo Van Gogh, de Amsterdam, con una exposición de Van Gogh y Munch.
El Museo Van Gogh, de Amsterdam, con una exposición de Van Gogh y Munch.Imagen: picture-alliance/dpa/R. De Waal

No es inusual que la gente confunda a estos dos artistas: Vincent van Gogh y Edvard Munch. En más de una ocasión, visitantes del Museo Van Gogh, en Amsterdam, han preguntado al vigilante dónde se encuentra la obra “El grito” (foto principal), de Van Gogh, cuando esta, naturalmente, es de Munch. Si bien el artista holandés Vincent van Gogh y su colega noruego Edvard Munch nunca se conocieron en vida, tras su muerte, sus obras han sido objeto de comparación desde hace más de cien años. Los motivos, el innovador manejo de los colores y de la superficie se asemejan de forma sorprendente.

El grito, de Edvadr Munch.
El grito, de Edvadr Munch.Imagen: Munch-museet

Muchas similitudes

También existen muchos paralelismos en sus vidas. Al mismo tiempo, en otoño del año 1880, Munch y Van Gogh decidieron estudiar arte y dedicarse a la pintura. Ambos aprendieron y se formaron copiando las obras del francés Jean-François Millet. Asimismo, al principio sus obras estuvieron marcadas por el naturalismo. No obstante, puesto que vivían en tiempos de cambio, pronto ambos buscaron nuevas formas de pintar, para romper con las viejas tradiciones. Edouard Manet los inspiró, al igual que los puntillistas.

Los dos pintores crecieron a mediados del siglo XIX en familias protestantes y tuvieron padres dominantes. Van Gogh y Munch nunca se casaron y tampoco tuvieron hijos. Más allá de estos paralelismos personales, ambos fueron grandiosos escritores: Van Gogh redactó miles de cartas a su hermano Theo, en las que analizaba su arte. También Munch mantenía una viva correspondencia, y en sus cartas, por ejemplo, estudiaba la obra de Van Gogh. Además escribió textos literarios.

Numerosos autorretratos

A mediados de los años 80 del siglo XIX, ambos artistas se mudaron a París, al epicentro del arte moderno, donde estudiaron las obras de los impresionistas y postimpresionistas. Frecuentaban el Museo del Louvre, y eran apasionados de la fotografía.

Autorretrato de Van Gogh.
Autorretrato de Van Gogh.Imagen: Van Gogh Museum, Amsterdam

En la capital francesa también pintaron varios autorretratos, en los que se puede ver cómo cambió la imagen que tenían de ellos mismos a lo largo de los años. Van Gogh, por ejemplo, se autorretrató cerca de 30 veces. Tanto las obras del holandés como del noruego muchas veces tienen un tinte melancólico y hasta podría decirse que depresivo.

Ambos abordaron problemas existenciales en sus obras: luchas personales, dudas, resignación. Si bien eran personas muy sensibles e inestables, lidiaron de forma distinta con sus problemas. Van Gogh se suicidó en 1890. Edvard Munch, en cambio, logró recuperarse de una crisis nerviosa, y vivió retirado en Noruega hasta su muerte, en 1944.