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¿Qué es China para Occidente, socio o rival?

Matthias von Hein
9 de junio de 2021

Occidente compite con China, pero hay retos comunes, como el cambio climático y el control armamentístico, que requieren cooperación. El Informe de Seguridad de Múnich intenta equilibrar ambas posturas.

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Joe Biden y Xi Jinping
2017: Encuentro entre el entonces vicepresidente de EE. UU., Joe Biden, y Xi Jinping en DavosImagen: Lan Hongguang/Photoshot/picture alliance

La Conferencia de Seguridad de Múnich ha escogido bien el momento para publicar su informe más reciente, que lleva por título Between States of Matter - Competition and Cooperation (Entre estados de la materia. Competición y cooperación). El reporte, de más de 160 páginas, ve la luz justo antes de que Joe Biden emprenda su primera visita a Europa. La cumbre del G7 en Reino Unido será la primera parada; después asistirá a una cumbre de la OTAN en Bruselas y, finalmente, se encontrará en Ginebra con Vladimir Putin.

El título del informe describe el reto que supone China para las democracias occidentales. Ambas partes se necesitan mutuamente, no solo como socios comerciales, sino también para abordar los grandes retos globales.

La pandemia de coronavirus es el ejemplo más evidente, pero también el cambio climático y la amenazante carrera armamentística nuclear. Todo ello requiere cooperación. Para la Unión Europea, China es tanto un socio estratégico como un competidor.

Un reto llamado China

El gigante asiático ha triunfado allí donde la antigua Unión Soviética fracasó: tener un gobierno autoritario y, al mismo tiempo, éxito económico y un creciente bienestar económico de la población. Por ese motivo, Joe Biden suele repetir en sus discursos una frase que suena a la defensiva:  "Debemos mostrar que las democracias también pueden servir a las personas en este mundo transformado".

China: socio y rival a la vez.
China: socio y rival a la vez.Imagen: Ng Han Guan/AP Photo/picture alliance

Una cosa es cierta: cuando un país de 1,4 mil millones de personas es capaz de tener un crecimiento de dos dígitos durante más de cuatro décadas, en algún momento esa potencia económica tendrá influencia política y, finalmente, también poder militar. Y Pekín se ha fijado objetivos ambiciosos. Hasta 2049, centenario de la fundación de la República Popular, China quiere convertirse en una moderna potencia socialista y competir al más alto nivel tecnológico, económico y cultural. Es decir, ser una potencia líder.

Occidente se pone de acuerdo

El informe de la Conferencia de Seguridad de Múnich pone de manifiesto que los representantes de las democracias liberales tienen la voluntad de defenderse con decisión contra la competencia antiliberal.

Tobias Bunde, director de investigación de la Conferencia de Seguridad y uno de los autores principales del informe, cita en el prefacio de la publicación unas palabras de Joe Biden: "Nos encontramos en un punto de inflexión. Y las democracias del mundo deben ponerse de acuerdo". Bunde dice que   "los jefes de Estado y de Gobierno parecen haber alcanzado un consenso para reforzar la cooperación entre las más importantes democracias del mundo con el fin de abordar de forma conjunta nuestros retos comunes".

El problema de hacer frente común

El nuevo informe de seguridad pide a Europa y Estados Unidos reforzar lazos con socios afines en otras partes del mundo. Los autores argumentan que, solo cuando la cooperación liberal democrática esté más extendida, se podrá competir con éxito contra los sistemas autocráticos. Para Wolfgang Ischinger, director de la Conferencia de Seguridad Múnich, primero tienen que cooperar consigo mismos los propios europeos: "En mi opinión, el desarrollo de una política exterior relevante, no solo hacia China y Rusia, sino también hacia nuestros socios trasatlánticos, es algo de urgente necesidad para el futuro". Para Ishinger, los socios trasatlánticos deben encontrar juntos el equilibrio adecuado entre estos dos "estados de la materia": "Para minimizar riesgos, tienen que cooperar con autocracias, y, allá donde los principios democráticos corran peligro, no deben temer la disputa con la competencia antiliberal".

(ms/cp)