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Cuando la inteligencia artificial acecha a la sociedad civil

Cathrin Schaer
22 de agosto de 2023

El uso de datos biométricos digitales de identificación va en aumento en el Medio Oriente. Puede incrementar la seguridad, pero también la represión.

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Una pantalla muestra un ojo de grandes dimensiones, con mediciones del iris.
Como en las películas de espionaje: el iris delata mucho.Imagen: Martin Meissner/AP Photo/picture alliance

En mayo, Khalaf al-Romaithi voló de Turquía a Jordania con un pasaporte turco. Fue detenido en el aeropuerto de Amán tras un escaneo de iris, que reveló que era el mismo Khalaf al-Romaithi sentenciado en 2013 a 15 años de prisión en los Emiratos Árabes Unidos, en un juicio masivo al que organizaciones de derechos humanos atribuyeron motivación política. El hombre fue enviado a los Emiratos, donde está detenido.

Señales inquietantes

"Estamos preocupados por el creciente uso de tecnología biométrica para facilitar una cooperación más estrecha entre gobiernos represivos, algo que hemos visto en elMedio Oriente y también en Asia Central”, dijo a DW Yana Gorokhovskaia, de la ONG Freedon House, con sede en Estados Unidos.

No todo es nuevo en la materia. Las huellas dactilares, por ejemplo, se usan para identificar personas desde fines del siglo XIX, y el ADN, desde la década de 1980. Pero la información biométrica es hoy más variada e incluye desde la obtenida del iris o la forma de los lóbulos de las orejas, hasta la que entrega la manera en que una persona respira o camina.

Existe un tipo de verificación uno a uno, por ejemplo, cuando se desbloquea un celular con la huella dactilar. Otra modalidad es la identificación biométrica remota (RBI), en la que un programa de computación compara los datos únicos de la persona con enormes bancos de datos u otros archivos.

Más peligro, debido a la inteligencia artificial

Esta modalidad es la que preocupa a los expertos en derechos humanos, especialmente si se usa en conjunto con avanzados algoritmos e inteligencia artificial (IA). Ella Jakubowska, asesora política de la Red Europea de Derechos Digitales, de Bruselas, explica que hay varios aspectos que marcan un cambio: "Uno sería el número de formas diferentes de identificar y rastrear a una persona. El otro es que el potencial del software para reconocer patrones creció exponencialmente en los últimos cinco años”.

Además, ahora "es más rápido y barato que nunca almacenar grandes cantidades de datos y procesarlos”, dice. Y advierte que eso aumenta "el potencial de medidas arbitrarias de vigilancia”.

Uso extendido en Medio Oriente

Actualmente, casi todos los países del Medio Oriente utilizan información biométrica en sus aeropuertos y fronteras. Pero algunos van más allá. Por ejemplo, Qatar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos recaban datos biométricos en los registros que permiten a los ciudadanos acceder a servicios estatales. Otros países, como Irak o Yemen, los piden para el registro electoral.

Cámaras de vigilancia en Teherán.
Cámaras de vigilancia en Teherán.Imagen: Fatemeh Bahrami/AA/picture alliance

Toda esa información puede usarse con otros fines, advierten expertos. "Cualquier gobierno podría crear una base de datos biométricos de toda su población y permitir su uso junto con las grabaciones de las cámaras de vigilancia de toda una ciudad", indica Jakubowska. "Así se obtendría una imagen en directo de los aspectos más íntimos de la vida de las personas. Se puede ver quién se ha reunido con un periodista, quién ha ido a un bar gay, quién ha confraternizado con un oponente político o un disidente... y eso puede ser muy peligroso".

Debate sobre limitaciones

La Unión Europea está debatiendo lo que probablemente será la primera ley del mundo sobre inteligencia artificial. Entre los aspectos más polémicos está el de cómo debe utilizarse la información biométrica, o si debe utilizarse en absoluto.

"Lo que realmente me preocupa es que si la UE dice que hay casos de uso legítimo para estas tecnologías, la estamos legitimando para otros países", opina Jakubowska.

El Instituto IA Now, de Nueva York, aboga por una prohibición completa de la identificación biométrica remota. Según su directora, Amba Kak, es lo único que tiene sentido. "Y no solo en el Medio Oriente, sino también en Estados Unidos y en Europa. Los problemas de estos sistemas no se solucionan por arte de magia en las democracias liberales occidentales, aunque la distopía de lo que puede ir mal suele ser inmediatamente palpable en los regímenes autoritarios".

(ers/dzc)