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Haití: cifra de casos "está enormemente infravalorada"

Cristina Papaleo
16 de junio de 2020

La crisis del coronavirus en Haití, el país más pobre de América, es preocupante. Los casos aumentan y el país cuenta con pocos laboratorios de testeo. El aumento de casos en República Dominicana es un factor de alerta.

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Protestas en Haití por mejores condiciones de trabajo de policías. (7.06.2020).
Protestas en Haití por mejores condiciones de trabajo de policías. (7.06.2020).Imagen: Imago Images/J. Herve Abelard

Este mes de junio de 2020 es crucial para el desarrollo de la pandemia de coronavirus en América Latina, donde ya hay más de 70.000 muertos por COVID-19. Mientras Europa comienza a retomar actividades y a abrir fronteras, en Latinoamérica la crisis sanitaria se agrava. En Centroamérica se está produciendo un aumento de casos, con al menos 45.531 contagios y 1.255 defunciones por la enfermedad hasta este martes (16.06.2020).

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) expresaron especial preocupación por la situación en el país más pobre de América, Haití, donde el número de muertes asciende a 76, y los casos confirmados, a 4.441, de acuerdo con las cifras de la Universidad Johns Hopkins de hoy. Al otro lado de la frontera, en República Dominicana, a pesar de que el Gobierno tomó medidas de prevención relativamente tempranas, la progresión del patógeno va en aumento: hay 23.271 casos y 605 personas han fallecido.

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Aunque en Haití los datos oficiales reflejan menos contagios y muertes que en República Dominicana, Médicos Sin Fronteras (MSF) advierte sobre la situación en el país caribeño. Según Sandra Lamarque, directora de la misión de MSF en Haití, el aumento de contagios en Haití se produce básicamente por dos factores. El primero es la falta de medidas preventivas en el país. No se impuso una cuarentena estricta, ya que eso "no sería una medida realista, porque la gente tiene que salir todos los días para ganarse la vida. No hubiera sido una buena idea desde el punto de vista socioeconómico", explicó Lamarque desde Puerto Príncipe a DW.

Haití, el país con el menor Producto Bruto Interno (PIB) per cápita de América, y un 70 por ciento de su población inmersa en la pobreza, debe lidiar, además, con las carencias de su infraestructura sanitaria. "En realidad, las medidas anunciadas por las autoridades, como el toque de queda, y la prohibición de reuniones, no están siendo aplicadas ni reforzadas por las autoridades. Los lugares públicos, como los mercados, están atestados de gente. Las únicas medidas exitosas son el cierre de escuelas e iglesias", explica.

Sandra Lamarque, coordinadora de la misión de Médicos Sin Fronteras en Haití.
Sandra Lamarque, coordinadora de la misión de Médicos Sin Fronteras en Haití.Imagen: Caroline Fréchard

La situación fronteriza es clave

El otro factor por el cual puede haber un gran incremento de contagios en Haití es la situación en la frontera. La República Dominicana sufre un brote de coronavirus mucho mayor que el de Haití, con casi 23.000 casos y más de 590 muertes. El Gobierno del presidente Danilo Medina cerró sus fronteras y prolongó el estado de emergencia hasta el 30 de junio.

Muchos haitianos están regresando de la República Dominicana debido a que perdieron su trabajo por la pandemia, que causó el cierre de hoteles, restaurantes y servicios turísticos. La frontera dominico-haitiana, de unos 400 kilómetros cuadrados, fue cerrada oficialmente por el Gobierno haitiano el 17 de marzo de 2020, pero hay decenas de cruces no oficiales, y gran cantidad de personas siguen atravesando hacia ese país todos los días, de ida y de vuelta, para trabajar, según Sandra Lamarque. "El problema es que en la frontera no hay controles de salud, ni se puede aislar a alguien que presente síntomas. Hay solo un centro de cuarentena en toda la frontera, y muy pocas posibilidades de informar a la gente que la cruza sobre qué es lo que debería hacer si tiene síntomas de COVID-19", agrega.

El doctor Jean William Pape, copresidente de la Comisión Haitiana Multisectorial para la Gestión de la COVID-19, dijo a la agencia EFE que si el 10 por ciento de los más de 30.000 haitianos que han regresado de la RD se enfermaran, se produciría "una situación explosiva que no podemos controlar". A pesar de este panorama, el Gobierno de Haití anunció que está analizando la apertura del principal aeropuerto del país, Toussaint Louverture. "Estamos llamados a vivir con el virus y, por lo tanto, debemos pensar en reanudar gradualmente las actividades", dijo el primer ministro haitiano, Joseph Jouthe.

Por su parte, el ministro de Salud de la República Dominicana, Rafael Sánchez Cárdenas, exhorta en la página web de la Presidencia de ese país, a "mantener las medidas preventivas, el uso de mascarillas y el distanciamiento social" para evitar contagios el coronavirus. También recomienda a la población quedarse en casa y evitar visitar a familiares en el interior del país. "El hecho de encontrarnos en la fase 2 de la desescalada no significa que la COVID-19 ha desaparecido de la República Dominicana; se ha estado tratando de mantener controlada la situación", añade el comunicado ministerial.

Haití cerró sus fronteras el 17 de marzo de 2020 por la pandemia de coronavirus.
Haití cerró sus fronteras el 15 de marzo de 2020 por la pandemia de coronavirus.Imagen: Reuters/A.M. Casares

Coronavirus, temporada de huracanes y falta de test

También el inicio de la temporada de huracanes es un motivo de alerta, ya que, según la OPS, podría agravar los efectos de la pandemia y dificultar los testeos y los tratamientos, y –como si todo esto fuera poco– también hay escasez de pruebas de coronavirus, y esa falta podría estar incidiendo en las cifras, que se sospecha serían mucho mayores que las oficiales.

"Solo hay dos laboratorios en todo el país para realizar test de coronavirus, ambos en la capital, Puerto Príncipe", explica Sandra Lamarque. "Las muestras provenientes de otros lugares demoran en llegar, y se produce un cuello de botella porque las capacidades están sobrepasadas", añade. Además, no hay suficientes equipos médicos que puedan tomar muestras a la población, y también hay escasez de hisopos, señala.

"La cantidad de contagios y muertes está enormemente infravalorada", subraya. "Hay casos registrados como sospechosos de coronavirus, pero a veces los resultados de las pruebas demoran una semana en hacerse. Por otro lado, el número de casos está subestimado porque solo se registra como caso confirmado a los que han muerto por COVID-19, pero tenemos un gran número de casos sospechosos que mueren, y muchas veces los familiares no quieren esperan tres días al equipo que recolecta las muestras de los cadáveres. Simplemente se llevan a la persona fallecida", aclara. Esos casos jamás pasarán a los registros. Es decir, que los problemas se están dando a todo nivel: falta de personal médico, falta de insumos, falta de laboratorios, y eso, sumado a la fragilidad de la infraestructura sanitaria, convierte la situación en crítica, de cara al ascenso actual de la curva de contagios.

La República Dominicana cerró sus fronteras el 17 de marzo de 2020.
La República Dominicana cerró sus fronteras el 17 de marzo de 2020.Imagen: Getty Images/AFP/E. Santelices

Una esperanza: aumento de capacidad de testeo en Haití

Sin embargo, recientemente se puso en marcha una iniciativa para descentralizar las pruebas de coronavirus, cuenta a DW la jefa de la misión de MSF en Haití: un hospital en el centro y otro en el norte del país están ampliando su capacidad de testeo, de modo que en los próximos días habrá cuatro entidades que podrán realizar los test de COVID-19. "Aunque eso no resuelva los cuellos de botella, al menos las cosas mejorarán en dos departamentos de Haití", subraya.

Pero hay otro aspecto, tal vez el más grave, que preocupa a MSF: la estigmatización social de los enfermos de COVID-19. Algunos medios informaron recientemente sobre casos de linchamiento de personas e incidentes violentos. "Este es el problema más grande", dice Lamarque. "Fui testigo de varios casos de violencia relacionados con la COVID-19. Algunas instalaciones fueron incendiadas intencionalmente y también hubo actos de vandalismo, porque la gente se oponía a que se construyeran centros sanitarios en sus vecindarios. Piensan que esos centros traerán gente enferma a sus barrios, y se oponen a ello", describe. "No se debe olvidar que Haití está sufriendo una crisis política y socioeconómica profunda desde 2018", dice la médica. Es un problema complejo, ya que la población tiene "una enorme desconfianza en las instituciones". "Esto no es nuevo", dice, "lo mismo sucedió en 2010 durante la epidemia de cólera".

MSF cuenta en Haití con instalaciones en seis lugares diferentes, y "nunca sufrimos incidentes ni tuvimos problema alguno con la comunidad", explica Sandra Lamarque. "Contamos con la colaboración de líderes comunitarios y religiosos, con sanadores tradicionales en las zonas rurales, y los llevamos a visitar nuestras instalaciones. También los entrenamos para que difundan información sobre el coronavirus en la comunidad, y creamos videos cortos para mostrárselos a la gente. Vamos en camiones a llevar el mensaje a la gente, puerta por puerta, de que deben protegerse y proteger a sus seres queridos", cuenta.

La médica dice que los profesionales de la salud de MSF tuvieron que encontrar soluciones creativas en la pandemia para esclarecer a la población y acabar con creencias como las de que, si van a un hospital, se van a contagiar de COVID-19, o que se los tomará como conejillos de indias para probar una vacuna contra el coronavirus. "Es realmente urgente informar a la gente, y terminar con esos rumores, que son muy peligrosos", concluye.

(few)

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